Milo

Estoy seguro que no fue un sueño. En la semana pasada, saqué a pasear a Milo por las calles cercas a mi casa. Salimos rápidamente temprano, dimos una vuelta a la manzana y cuando volvimos, estaba ahí Milo. Yo sostenía a Milo con la correa pero al mismo tiempo, podría verlo dentro de mi casa, atrás de la reja de la entrada. Al principio lo veíamos desde fuera, sin pasar. Milo le ladraba a Milo ocasionalmente pero parecían entenderse. En una ocasión lo cruzamos con una hembra y tuvo varios varones, pero este can era idéntico a Milo, no podía ser uno de sus hijos porque ellos tenían los ojos color marrón y Milo los tiene azules. Por fin nos pasamos, y el Milo de mi casa recibió al otro Milo con cariño, lo solté y ambos jugaron en el patio delantero por horas. Al llegar la noche, uno estaba acostado muy cerca del otro. Me acerqué y pude verificar que tenía los mismos mechones blancos sobre cabellos negro, idénticos a mi Milo, el que había sacado a pasear. Al día siguiente decidí pasear a uno primero y después al segundo, no podía tenerlos bajo control a pleno día y en la calle. Para ese día ya no podía distinguir uno del otro, no sabía cual era el original y cual era el que se apareció.

En la siguiente noche, ambos estuvieron aullando y jugando por horas. Después de que cenaron, se recostaron e hice cuentas, no podía mantener el alimento doble de ambos perros, así que estaba dispuesto a regalar a uno de ellos, pero ¿cuál? ¿cuál era mi Milo? Al día siguiente paseé a uno de los Milos por la calle que da al patio y di vuelta a una manzana entera, cuando volvimos el segundo Milo había desaparecido, es decir, tal y como antes, como si se hubiera esfumado o escapado, más la reja estaba cerrada y era imposible saltársela.

Milo extrañó a su doble por varios días, se recostaba por horas y aullaba con tristeza noche y día. Mi duda es que no se con cual de los Milos me quedé, y sobretodo ¿Porqué se apareció y a dónde se fue?

René Verduzco Cortés. 2010.

Comments