
La arena acumulada,
los pómulos se inflaman.
Hazlo de nuevo,
a las 2 de la mañana,
una vez más,
en honor al 23.
Sonreías en automático,
entre la nada y sobre todo.
Una vuelta más y tendremos 32.
Dormías solo
y nadie sobre tí,
esparcías miel y maple
sobre espejos y en los ojos.
Hazlo de nuevo,
hazlo otra vez.
Antes que la sangre acumulada,
se esconda del calor.
René Verduzco Cortés. 2010.
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